La conformación del suelo de la urbe varía de un punto a otro, por encontrarse la ciudad ubicada entre el mar de Las Antillas, el Río Magdalena y el Municipio de Tubará. Encontrándose éste en un lugar rocoso; por eso hallamos cuarzo cristalizado, caludonia de estructura fibrosa, ópalo amorfo, etc.; rocas formadas de sílice, calizas, marga, coralinas, esquitosas; areníscas, arilla y conglomeráticas.

La zona xerófila o selva seca, a cuya formación pertenecen las serranías bajas de la costa y la región vecina de Barranquilla. El suelo es generalmente arenoso-calcáreo y aún se observan algunos depósitos calcáreos puros (calincheras); el subsuelo se compone de estratos de rocas sedimentarías ligeramente inclinadas y en ocasiones se observan emergencias de coral calcáreo a flor de tierra, como sucede en el barrio de las Delicias, El Recreo, Nuevo Horizonte, Los Alpes, Los Nogales y El Silencio.

La orografía colinesca de Barranquilla le permite sentarse en una de las tantas lomas ubicadas entre los cerros Pan de Azúcar y Loma Colorado, con la singularidad de inclinarse suavemente en dirección del río, en cuyas inmediaciones (Iglesia de San Nicolás), registra una altura de 4 metros sobre el nivel del mar en tanto que hacia el occidente (Barrio Las Delicias), tiene 98 metros; siguiendo un poco más hacia el extremo occidental (Barrio El Silencio), con un poco más e 102 metros, inmediatamente se presenta una fuerte depresión (Barrio Me Quejo) con una altura de 3 metros sobre el nivel del mar; continuando hacia el Noroeste (Barrios: La Cumbre, Los Nogales y Nuevo Horizonte), presentan la mayor altura de la urbe 118 metros.

Clasificación de los suelos

De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Agustín Codazzi, realizado en el año 1981, Barranquilla posee tres clases de suelo (basado en el sistema de clasificación desarrollado por Kligebiel y Montgomery):

Tierras de la clase IV:

Son suelos capaces de producir cultivos bajo buenas condiciones de manejo. Se clasifican en:

Subclase s.c. Los suelos dentro de estas agrupación presentan limitaciones severas para la elección de cultivos debido a las deficiencias climáticas (baja precipitación y alta evapotranspiración) y a fuertes restricciones para la penetración de las raíces como alto porcentaje de arcillas de sales en el subsuelo, fácil encharcamiento durante los inviernos, presencia de horizontes de consistencia muy dura o texturas arenosas. Se encuentra en esta subclase la asociación Calzado Ujueta cuyo símbolo es CE.

Subclase sce: Además de las limitaciones anteriormente, los suelos dentro de esta subclase presentan problemas serios de erosión o son muy susceptibles a ella. Se encuentran dentro de esta agrupación los suelos de las asociaciones Soledad cuyo símbolo es SA y Baranoa (símbolo BA).

Tierras de clase VI

Son suelos para el uso de plantas nativas adaptables, aunque pueden producir cultivos especializados y ornamentales.

Subclase sc: Se incluye dentro de esta agrupación la asociación Salgar (Símbolo DU). Estos suelos presentan alto contenido de arena y están también muy limitados por las fuertes condiciones de sequía. Estos suelos no son aptos para las actividades agrícolas y por lo tanto su uso más adecuado es la conservación de vegetación natural y la reforestación, combinada con ganadería extensiva.

Tierras de la clase VII

Son suelos para el uso de plantas nativas adaptables, aunque pueden producir cultivos especializados y ornamentales.

Subclasesc: Los suelos dentro de esta agrupación están fuertemente limitados en sus actividades agropecuarias debido a las diferentes condiciones climáticas, fuertes pendientes, alta erosión o susceptibilidad a ella y poca profundidad radicular, bien sea por pérdida de los primeros horizontes del suelo o por presencia de roca cerca de la superficie o en algunos casos por existencia de sales en el subsuelo. Pertenece a esta agrupación la asociación Puerto Colombia (símbolo CF). Su aptitud más recomendable es la reforestación y la conservación de la vegetación existente.

El proceso de urbanización ha alterado el perfil de los suelos, creando un desequilibrio ecológico por la tala incontrolable de terrenos para dedicarla a las nuevas edificaciones. En los últimos años se han realizado construcciones en suelos no aptos por ser pequeñas pendientes, susceptibles a la erosión como sucedió con el barrio Las Terrazas y la última calle del barrio el Silencio.

Suelos y Expansión urbana

Los suelos con más alta resistencia ubicados hacia el centro, norte y noroccidente de la ciudad fueron progresivamente ocupados en actividades residenciales, comerciales e institucionales cuyos usos se mantienen en términos generales, localizándose en ellos edificaciones con alturas promedios de 4 a 10 pisos que no han requerido ningún tratamiento especial de cimentación (por ejemplo: pilotajes). Los factores de riesgo en estas zonas son bajos, aun cuando en períodos de lluvias es frecuente el arrastre de tierras por efecto de los arroyos urbanos que afectan particularmente las estructuras viales.

Hacia la orilla occidental del Río Magdalena en toda la franja urbanizada se presentan suelos de origen eólico de baja resistencia, los cuales demandan procesos especiales de tratamiento para las edificaciones que allí se ubiquen (pilotajes, tablestacado para compactación, etc.), lo cual eleva los costos en los procesos de construcción. Esta franja ha sido ocupada con usos industriales, usuarios con capacidad y niveles de inversión que permiten adecuaciones del terreno y consecuentemente la habilitación de suelos para tales fines y en algunos sectores con viviendas, cuya ubicación representa riesgos asociados con inundaciones (Las Flores, Villanueva, El Ferry, entre otros barrios). La fragilidad de los suelos demanda la elaboración de estudios específicos para el proceso de ocupación, por lo que es recomendable su destinación a usos asociados con espacios abiertos, zonas de protección natural, conservación y usos recreativos allí donde sea viable, factores que son considerados en la propuesta de nuevos usos del suelo.

Hacia el sur, especialmente el suroccidente, los suelos arcillosos (de comportamiento expansivo) fueron progresivamente ocupados por sectores residenciales de estratos bajos, cuyas precarias condiciones socio – económicas no permitian la destinación de inversiones en procesos constructivos técnicamente recomendables para la naturaleza del suelo. Como consecuencia de ello, allí se presentan reiteradamente problemas en las construcciones, ocasionando la declaratoria de zonas de riesgo en los sectores más vulnerables. Los estudios adelantados por INGEOMINAS para este amplio sector urbano recomiendan la necesidad de ejecutar obras de estabilización de los suelos con el propósito de evitar se expandan las condiciones de riesgo y en aquellas donde las condiciones de los suelos no permitan ningún tipo de construcción destinarlas a zonas verdes y espacios recreativos pasivos. Contrariamente a lo que en materia de edificaciones en altura se encuentran en el norte, la zona sur no sobrepasa los cuatro pisos y la sur occidental los 2 pisos.

Suelos y Expansión urbana

Existe un conjunto de factores ambientales asociados con la disposición de suelos para actividades urbanas, cuyas características estructurales representan peligros para quienes los ocupan.

El principal de ellos está relacionado con suelos sujetos a procesos erosivos, geomorfológicamente entendido como el arranque de materiales (suelos, formaciones superficiales y hasta roca), el transporte de los mismos, generalmente por aguas corrientes, y su posterior deposición en otros lugares; de allí que los agentes más comunes sean la gravedad (agente que obliga al agua a desplazarse hacia abajo), el agua y el viento. El factor que potencia los procesos erosivos es la pendiente, la cual, al ser mayor, facilita el arrastre de volúmenes mas altos de materiales.

La zona con los mayores problemas de deslizamiento, es la suroccidental de la ciudad, la cual presenta problemas asociados con procesos erosivos, pues se encuentra sobre suelos de colina y relieve fuertemente quebrados, de cimas irregulares y pendientes fuertes y largas.

En general son suelos superficiales, excesivamente drenados y poco evolucionados, características edafotécnicas que la clasifican como una zona de alta susceptibilidad a la erosión, al romperse el ecosistema natural y no existir medidas técnicas necesarias de mitigación. Unos 25 barrios en la zona se encuentran sujetos a éste tipo de problema, agravado por la inexistencia de un apropiado sistema de alcantarillado.

La disposición de las aguas servidas por sépticas o vertimientos directos al terreno natural aumenta el factor de riesgo por erosión, dentro de los que se encuentran los barrios Me Quejo, Carlos Meisel, Cuchilla de Villate, La Manga, entre otros.

En esta misma zona, también se presentan problemas relacionados con la ocupación de terrenos adyacentes a los cauces de los arroyos que la cruzan, los cuales son utilizados como depósitos de basuras, de aguas servidas o desechos, ocasionando, en períodos de lluvia, represamientos de agua. Como consecuencia de esta situación, se producen desbordamientos, inundaciones y problemas de salud, especialmente en la población infantil, incrementando los índices de mortalidad.

La morfología del terreno, los materiales que lo constituyen y la intervención humana, son factores que influyen directamente en las inundaciones; La topografía condiciona directamente la velocidad de flujo del agua, que es de una gran importancia puesto que pueden llegar a ser altamente destructivas.

La intervención humana, por su parte, es posiblemente, el factor que más influye en las inundaciones, en especial porque agrava las consecuencias del propio fenómeno. La deforestación, la urbanización de extensas áreas de terreno, aumentan el caudal en las calles y, por tanto, el riesgo de inundación aguas abajo. Con la disminución de la capacidad de infiltración del suelo, aumenta el caudal de descarga, disminuye el tiempo de concentración de las aguas y reduce el tiempo de respuesta.

Arcillas expansivas

Se conocen como suelos expansivos, dado que sufren procesos de expansión y contracción. Éstos, al estar en clima estacional generan grandes grietas por donde migra el material del suelo, hacia abajo y hacia arriba, son los suelos denominados Vertisoles que generan constante inestabilidad en las obras civiles efectuadas, tal como ocurre, por ejemplo, en algunos sectores del suroccidente de la ciudad, donde su desestabilización es frecuente.

La utilización de estos suelos requiere condiciones especiales, tanto desde el punto de vista de la ingeniería como de la preparación para agricultura. Los problemas que se presentan en estos suelos son derivados más que todo por los cambios de humedad; éstos a su vez pueden estar inducidos por las cambiantes condiciones ambientales (épocas de sequía y de lluvia), efecto termo-ósmosis, fugas en las conducciones de aguas, extracción de agua por la vegetación aledaña a la construcción.

A medida que la actividad edificadora de la ciudad ha ido acrecentándose, es cada vez más notable la disminución de áreas en las que tengan calizas margosas (caliche), y arenas densas, suelos éstos, en los que pueden tener capacidades admisibles entre 15 y 50 ton/m2. Por el contrario los grandes puntos de concentración de la construcción coinciden con zonas en las que se han detectado arcillas de naturaleza expansiva. Entre éstas, se destacan en el sector occidental, El Bosque, las Terrazas, Mequejo, y algunas partes de la circunvalar y en algunas zonas periféricas de Barranquilla. (2)

Un de los barrios más afectado por la presencia de arcillas expansivas es el barrio El Bosque. Un estudio(3) realizado por la Universidad del Norte, encontró que este barrio se encuentra sobre un estrato de arcillas expansivas, siendo esta la causa de los daños estructurales presentados en el área estudiada. Desde la superficie del suelo hasta una profundidad de 1.5m se encontraron cuatro tipos de suelo, clasificados como CH, CL, SM-SC y SM según el Sistema Unificado de Clasificación de Suelos U.S.C.

El suelo CH, considerado arcilla de alta plasticidad con un área del 75% del total presentó cantidades de partículas menores que dos micras, entre 29,1 y 41,4%; índice de plasticidad entre 26.3 y 50.9%, presión de expansión entre 2.1 y 3.7 kg/cm2, potencial de expansión entre 15.5 y 21.7, coeficiente de permeabilidad del orden de 10-9 cm/seg y valor máximo de C.B.R. del 1.7%. El estudio mencionado, clasificó este sector como de naturaleza expansiva, compuesto de arcilla impermeable, de actividad entre media y alta y poco recomendable para el trazado de vías.

Referencias:

    (1) SIDA, Sociedad de Ingenieros del atlántico, Propiedades mecánicas de los suelos. AVILA DE LA HOZ, Humberto, y Otros. No. 20, p. 39.
  • (2) SIDA, Sociedad de Ingenieros del atlántico, Arcillas expansivas. GUARDO POLO, José, No. 18, p. 9
  • (3) AVILA DE LA HOZ, Humberto, y Otros. Op. Cit. p. 39

Fuente: Documento Ganador Concurso Aduana