Por: Humberto Ávila Rángel.

La simple canalización es una alternativa insuficiente y altamente costosa que no proyecta una solución óptima a futuro. La ciudadanía puede contribuir a mitigar el problema, construyendo más jardines. El reto presente y futuro de los arroyos, requiere mayor inversión en investigación y desarrollo.

Todos los barranquilleros hemos percibido el asombro de quienes visitan por primera vez a nuestra ciudad cuando observan la transformación de las vías principales en caudalosos y peligrosos ríos. Realmente, después de darnos cuenta que hemos convivido con ello más de 50 años, siendo un problema crónico que causa pérdidas humanas, impactos sociales, daños ambientales y materiales y parálisis general de las actividades productivas de la ciudad, reflexionamos y queremos actuar con diligencia y prontitud. Y vemos, que mientras otros están planeando el futuro, nosotros aún estamos resolviendo nuestro pasado; por lo tanto, los ciudadanos barranquilleros, en especial los directamente responsables del desarrollo urbano de la ciudad, tenemos ahora doble responsabilidad, que nos obliga a tomar decisiones coherentes, responsables y óptimas en el tema de los arroyos.

La falta de alcantarillado pluvial es únicamente la punta del iceberg en la problemática de los arroyos. Barranquilla presenta un serio problema de deficiencia de áreas permeables que ha venido incrementándose desde hace 80 años debido al crecimiento urbano propio de cualquier ciudad capital. Diversos estudios como el de Herbard & Company Inc en 1920, el de Town Planning Colaborative en 1956 y el de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) entre 1984 y 1987 y otras evaluaciones de factibilidad y alternativas propuestas, al parecer no han sido suficientes para abordar acciones de manera contundente.

Al conjugar áreas de drenaje prácticamente impermeables, lluvias intensas y una topografía peculiar que identifica claramente a los arroyos, Barranquilla se convierte en una de las ciudades más peligrosas del mundo durante eventos de lluvia, debido a que prácticamente el 80% del agua que cae no alcanza a infiltrarse y escurre superficialmente por todas las calles.

Es suficiente con recorrer los barrios que aportan caudal a los arroyos Rebolo, el Country, Felicidad, Calle 84, Don Juan, Hospital, entre otros y observar la extensión de área pavimentada impermeable que no reduce la cantidad de agua que escurre por las calles. Para tener una idea de la proporción del problema que se está manejando en Barranquilla, de los 23 arroyos importantes inventariados, se tienen 7 que paralizan totalmente el tráfico, de los cuales 4 son de alta peligrosidad (Rébolo, Felicidad, Country y Calle 84). Se tienen caudales que llegan hasta los 150 m3/s (Arroyo Rébolo) y velocidades que superan los 6 m/s, capaz de arrasar cualquier cosa a su paso. Aproximadamente las lluvias se presentan durante 70 días al año, con intensidades entre 30 y más de 100 mm/hr. Es decir, que el 20% del tiempo en el año algunas de las principales vías de Barranquilla se convierten en arroyos, generando riesgo, parálisis e impactos ambientales negativos durante y después de las lluvias.

Manejo integrado del drenaje urbano.

El manejo integrado del drenaje urbano se ha desarrollado en países como Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y Japón, donde se proponen nuevas metodologías para el manejo de los arroyos, aprovechando la capacidad de infiltración y almacenamiento temporal en el sistema de drenaje, articulando y aprovechando todos sus componentes desde la fuente hasta la entrega en el cuerpo de agua receptor. Entonces, la canalización es solo una parte y no la alternativa única. Algunas instituciones y entidades locales han iniciado estudios e investigaciones conducentes a plantear alternativas de solución enmarcadas dentro de este nuevo concepto, que sugiere opciones económicas y aplicables a mediano y largo plazo. Países como Chile, Perú y Costa Rica, sufren la misma problemática en algunas de sus poblaciones, por lo tanto es una situación donde debemos estar involucrados todos los entes locales y nacionales, puesto que el reto presente y futuro de los arroyos, requiere mayor inversión en investigación y desarrollo para generar y aplicar nuevo conocimiento en el ámbito institucional, técnico, ambiental, legal, económico, financiero y cultural.

Para platear soluciones integradas en el tema de los arroyos, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Conocer antes de actuar.

A pesar de creer que se han hecho suficientes estudios al respecto, esta es una de las principales falencias que se repiten, sobre todo en cuanto a información básica hidrológica.

No hay un registro suficiente y confiable de la distribución espacial y temporal de las lluvias en cada una de las cuencas urbanas de Barranquilla, ni tampoco registros históricos cuantificados del comportamiento hidrológico e hidráulico de los arroyos, o de la capacidad de infiltración y almacenamiento temporal en la ciudad.

En administraciones pasadas se hablaba de una inversión en el orden de 100 millones de dólares para solucionar la problemática, una cifra significativamente alta que sugiere una inversión consciente y responsable en estudios y acciones, pues con proyectos de esta magnitud está en juego el desarrollo de la ciudad.

2. La solución va más allá de la simple canalización.

Los arroyos de Barranquilla son en esencia un problema de manejo de cantidad de agua. Por lo tanto, la simple canalización sería una alternativa insuficiente y altamente costosa que no proyecta una solución óptima a futuro. Se requiere enfrentar el problema de manera integrada desde la fuente.

Es decir, hay que incrementar estratégicamente el área permeable de la ciudad y regular el uso del suelo, intensificando la construcción de pavimentos permeables, aprovechando parques, parqueaderos, patios y jardines de las viviendas como zonas de amortiguamiento y crear zonas de almacenamiento temporal para reducir los picos de caudal y la cantidad de agua que requiere ser canalizada. Todas las alternativas anteriores se apoyan, en el hecho de que la mayor parte de nuestra ciudad, como pocas en el mundo, reposa sobre un gran manto de arena de alta permeabilidad, condición que debemos aprovechar.

3. Conciencia social y cultura ciudadana

Cualquier habitante que resida en la ciudad puede reducir su aporte de agua a los arroyos, disminuyendo en algún porcentaje el área impermeable, mediante la construcción de jardines que finalmente embellecen su entorno y la ciudad en general.

Finalmente, el tema de los arroyos tiene solución y no debe ser visto solo como un problema, sino como un reto para todos los barranquilleros y una oportunidad de ser una ciudad ejemplar en el manejo del drenaje urbano en el mundo.

*Ingeniero Civil. Magíster en Recursos Hidráulicos y Especialista en Hidráulica de Ríos y Costas. Catedrático. Universidad del Norte This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.